miércoles, 29 de septiembre de 2010

Comienza el curso... de cocina



De entre las numerosas escuelas, Valencia Club de Cocina es una de las más jóvenes. En su oferta se encuentra un curso de iniciación en diez sesiones (270 euros), otro de cocina avanzada (ocho sesiones, 260 euros) y algunos de especialización como el de cocina japonesa (dos clases, 80 euros) con el chef japonés Toshiwaka. Una de las ventajas es que sus clases son prácticas, por lo que los alumnos participan en la preparación de los platos y, al final, tienen la oportunidad de probarlos.

Por las clases del Club de Cocina pasan un gran número de universitarios. Algunos son «erasmus» que acuden al reclamo del curso «sangriapaella» para conocer los platos estrella de la cocina española. Otros, profesores y alumnos que buscan cursos prácticos como el de «tuppers» sanos para la oficina (tres sesiones, 90 euros) o el de tapas.



La Escuela de cocina Eneldo es la decana en ofrecer cursos de cocina a particulares en la ciudad. Desde hace quince años, uno de los más solicitados es el iniciación, que en doce sesiones semanales (330 euros) explica todas las técnicas básicas, siempre aplicadas a diferentes recetas. Las clases son magistrales, aunque existe la opción de que los alumnos puedan practicar con los profesores fuera del horario.

También ofrece cursos monográficos como los dedicados a los arroces o a las cocinas italiana o francesa (una sesión, 35 euros). Ambas escuelas ofertan también cursos para niños, como el que la próxima semana realizará Eneldo, para enseñar a los pequeños a realizar las figuritas de Sant Dionís.



Diferente es la experiencia que propone Bernd Knöller, chef del restaurante Riff . Algunos sábados al año ofrece un completo curso de cocina en el propio restaurante, en el que presenta algunas de sus creaciones. La actividad comienza a las 10 de la mañana en torno a un apetitoso desayuno en el que se explican las recetas. Después se pasa a la cocina del restaurante, en donde Bernd va preparando los platos a la par que explica sus trucos de una forma sencilla y clara.

Sobre las 13 horas se hace una pausa para tomar un aperitivo. Aunque los alumnos no cocinan directamente los platos, sí que tienen la oportunidad de degustarlos en la comida que se sirve poco después en el restaurante, acompañados por unos vinos seleccionados para la ocasión por la sumiller del Riff. La intensa jornada gastronómica finaliza tras el café y los dulces. Su precio, con todo incluido, es de 115 euros.



La amplia oferta se completa con otras iniciativas como las del chef José Luis García Mascaraque, que durante años fue jefe de cocina del hotel Ritz en Madrid. Aparte de su propia escuela, en la que imparte clases sobre diferentes tipos de pan, postres o entrantes de vanguardia, también ofrece la posibilidad de realizar cursos a medida, para grupos de amigos o empresas. La ventaja es que son totalmente participativos y el alumno cocina, desde el inicio, todos los platos.

domingo, 12 de septiembre de 2010

La hamburguesa conquista la "slow food"

La restauración es uno de los sectores que más está sufriendo la actual recesión. A menos ingresos menos comidas y cenas fuera de casa y, por tanto, menos clientes en los locales. Pero sortear la crisis es cuestión de ingenio, que es precisamente lo que no le falta a Luca Bernasconi, quien hace apenas unos meses, justo cuando muchos tuvieron que cerrar sus puertas, se atrevió a abrir Mesclat, un imaginativo restaurante en el barrio del Carmen.

Mesclat ofrece productos de buena calidad y una cocina sencilla basada en las hamburguesas. Pero ojo, que nadie se lleve a engaño, pues la propuesta de Mesclat nada tiene que ver con el plato insignia de la denostada «fast food». Aquí la carne, o el pescado, que integran la masa se combinan con toques mediterráneos, en los panes y las guarniciones, y con verde, mucho verde. Una forma de comer diferente que bien puede enmarcarse en el movimiento «slow food».



Queda claro que el plato principal es la hamburguesa pero la forma de componerlo se convierte en una suerte de «mónteselo usted mismo». Primero eligiendo la hamburguesa. Para los más tradicionales, las de carne, donde destaca la de caballo, aunque también puede ser de pollo, pavo o ternera. Las sorpresas vienen desde el mar con hamburguesas como la de langostinos, con un sabor limpio y suave, muy bien lograda; o la de bacalao, que, aunque sabrosa, no deja de ser una especie de croqueta. Para los vegetarianos queda la opción del tofu, calabacín o de falafel. Y para acompañarla , opciones de verdura, quesos (cheddar, gorgonzola o scamorza), bacon, foie o jamón.

Queda elegir el pan entre el tradicional con semillas de sésamo, de pueblo o posibilidades más arriesgadas como el de chocolate o el de tomates secos. Lo dicho, nada que ver con la «fast food».